Para los amantes de los deportes de montaña esto que vamos a contar no será nada nuevo. El contar con una manta térmica dentro de nuestra mochila puede suponer la diferencia entre tener un percance o un gran problema.
Por todos es sabido que una manta isotérmica, también denominada manta de emergencia o manta de supervivencia es una manta de plástico plateado muy fino. Evita que una persona pierda calor por radiación e igualmente sirve para proteger al cuerpo de sobrecalentamientos.
Consiste en una fina película de plástico resistente con una cara aluminizada y, a menudo, con la otra cara dorada.
Es por tanto un elemento fundamental tanto en la mochila del montañero o excursionista, como en un botiquín.
Sirve para:
1.- Entrar en calor
Si te encuentras en una situación de hipotermia. Si tienes un accidente en la montaña, en la nieve, escalando o en cualquier situación en la que no tienes acceso a un médico o mientras esperas un rescate. En estos casos la parte plateada de la manta térmica tiene que ir pegada al cuerpo y la dorada hacia el exterior. Recuerda tapar la cabeza ya que es por donde más calor perdemos.
2.- Bajar la temperatura
Si tienes fiebre, un golpe de calor o quieres protegerte del sol, la parte dorada de la manta térmica tiene que ir hacia el cuerpo y la plateada hacia el exterior.
Consejos
Lleva una manta térmica para cada persona (si váis varios) siempre en tu botiquín.
Para que la manta sea más efectiva envuelve todo el cuerpo con ella.
Si se la colocas a un herido intenta fijar la manta con algún accesorio para que no se le mueva con los desplazamientos o el viento.
Si estás en la nieve pon ropa o alguna tela debajo de la manta térmica para que no esté en contacto directo con la nieve.
Otros posibles usos
Es un material útil para señalar tu localización en situación de rescate.
Para hacer un refugio o vivac improvisado, tanto para el suelo como para el techo.
Para protegerte de la lluvia.
Como reflectante si tienes que hacer un tramo de carretera andado y no llevas señalización.
Tapar ventanas en los refugios o zonas por donde entre luz o frío.
En definitiva, es un elemento indispensable por sus ventajas en momentos que pueden ser críticos y su escaso precio (desde los 2 euros) hace que no llevarla sea una temeridad.
Ya sabéis, pensadlo antes de hacer una ruta con tiempo variable o de larga duración, nunca se sabe y más vale prevenir...
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